lunes, 18 de abril de 2011

Malversionando los cuentos infantiles

JON BURGOA. Madrid. El pasado viernes 15 de abril se estrenaba en nuestras carteleras la versión en carne y hueso de uno de los clásicos de nuestra infancia: Caperucita roja. Muchos de nosotros conocemos la versión cuasi moderna de esta historia, la que recogieron en el siglo XIX los hermanos Grimm; aunque el cuento parte como una leyenda europea de la Edad Media.

Parece que nos encontramos ante una sacudida por parte de los estudios de Hollywood de versionar todos los clásicos que Disney introdujo en el cine.

Quien está al frente de este proyecto es la directora de la primera película de la saga Crepúsculo, Catherine Hardwicke. ¿Y por qué este detalle? Quien lea esta entrada se puede hacer esa misma pregunta, y es que nos encontramos ante una producción hecha a imagen y semejanza de su gran (como catalogan algunos) obra. Muchos decimos que la batuta de un director de cine marca la forma de hacer una película. Éste es un ejemplo de cómo fastidiar un cuento infantil además de, valga la redundancia, una película. No logra una versión ambientada, y se encuentra a años luz de la más que lograda Alicia en el país de las maravillas de Tim Burton.

Volviendo al tema crepusculario, comparte cierta temática: paisajes lúgrubes, chica indefensa, hombre lobo... Si no fuera porque sabemos como acaba esta historia, nos encontraríamos ante otro caso de relación zoofílica en cine.

¿Qué nos cuenta esta película? 
Valerie (Amanda Seyfried) duda por amor entre dos hombres; un forastero del que está enamorada, Peter (Shiloh Fernandez), y el hombre con el que tiene un matrimonio concertado, Henry (Max Irons). Peter huye con Valerie cuando descubren que su hermana mayor ha sido asesinada por un lobo que ronda el bosque cercano. Durante años, la gente había tenido una tregua con la bestia, ofrecíendole un sacrificio de un animal cada mes. Con la luna llena roja, el lobo se ha llevado una vida humana. Con hambre de venganza, la gente llama al cazador de lobos, el padre Solomon (Gary Oldman), para que los ayude a matarlo, pero su llegada trae consecuencias cuando advierte que el lobo, que tiene forma humana de día, es uno de ellos, y que puede ser alguien cercano a Valerie.

Decisión vuestra es la de ir o no ir a ver una variación de Crepúsculo. Al fin y al cabo, esta moderna Caperucita es una mala versión de un cuento de hadas.

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